La Aventura del Río Pascua - Parte I

por Aaron Sanger

El nacimiento del Río Pascua (Gary Hughes)Antes de alcanzar el océano Pacífico, el río Pascua, en la Patagonia chilena, recorre cuarenta millas (64,4 kilómetros) entre los dos más grandes campos de hielo de la Tierra fuera de la Antártica y de Groenlandia, abriéndose camino entre dos escarpadas cadenas montañosas. Nace en el Lago O'Higgins, el más profundo de América del Sur; el Pascua es uno de los ríos más correntosos del mundo, encajonado en un laberinto de cañones que drenan glaciares y cumbres cubiertas de nieve.

Es también uno de los más remotos. En la actualidad, sólo hay un camino de tierra que llega a los alrededores del río Pascua. Conocida extraoficialmente como la "carretera de Pinochet", por el pasado dictador chileno que impulsó su construcción, fue bautizada oficialmente con el nombre del campamento militar localizado en su punto final: O'Higgins.

A pesar de los obstáculos, una expedición organizada por International Rivers estaba determinada a llegar al nacimiento del río Pascua y a explorarlo tanto como fuera posible en una semana. Aunque la mayoría de las expediciones de ríos destinan gran parte de su tiempo a navegarlos, concluimos que el río Pascua era demasiado correntoso para hacerlo. Sólo una vez fue recorrido en kayak, y el experimentado equipo que lo hizo sólo pudo recorrer parte del río. Ellos estuvieron en contra de que nuestro inexperto grupo de ocho usara cualquier tipo de embarcación en el río Pascua.

El cañón de la Pascua desde arriba (Gary Hughes) Así que decidimos mochilear. Y después de examinar los mapas topográficos del área, nos dimos cuenta de que se requeriría un esfuerzo físico considerable. Tendríamos que escalar a través de las intrincadas y aparentemente infinitas series de cañones que forman el cauce del río, o subir hasta el comienzo de cada cañón para luego descender acercándonos al río lo más que pudiéramos, y repetir este agotador ascenso y descenso por todos los cañones.

Nuestra expedición al río Pascua, realizada entre 22 y el 29 de enero de 2008, me incluía a mí y a otras siete personas. Los otros miembros de la expedición fueron: Gary Hughes, líder de la expedición; René Millacura, guía local; Italo Retamal, productor chileno de documentales; Carlos Garrido, residente de Aysén; Anna Rudlof y Maren Kloske, estudiantes alemanas de Ecología, y Colin Barraclough, periodista inglés.

La Primera Cascada del Río Pascua (Gary Hughes) El día anterior al comienzo de nuestra expedición al nacimiento del río Pascua, fuimos con un grupo mucho más numeroso compuesto por gente de Villa O´Higgins y del Consejo de Defensa de la Patagonia a visitar un lugar cercano a los primeros rápidos del río. Según nuestro guía, menos de 100 personas habían visto previamente estos rápidos desde la superficie. Por desgracia, si los planes de construir tres mega represas hidroeléctricas en el río Pascua se concretan, estos rápidos permanecerán casi en el completo anonimato por siempre. El enorme grupo económico Matte impulsa estas represas en Chile a través de un joint venture con Endesa conocido como “HidroAysén” y controlado por el grupo monopólico italiano Enel. Estos hermosos rápidos del río Pascua serían destruidos por completo por la primera represa.

Nuestra expedición estaba resuelta a conocer de primera fuente qué más el grupo Matte, Endesa y Enel destruirían con sus represas. Aunque la legislación chilena requiere de evaluación de impacto ambiental, muy pocos chilenos que no están relacionados con los poderosos intereses económicos que impulsan las represas, tienen una opinión favorable de este proceso. Al considerar lo remoto e inaccesible del río Pascua, el estudio de impacto ambiental ha sido hasta ahora realizado por consultores muy bien pagados que son trasladados en helicópteros para realizar muestreos durante breves encuentros con el río. Pensamos que esto no producirá resultados relevantes sobre la forma en que el río y toda su red de vida asociada se verían afectados por las represas.

El Huemul de Patagonia (Cristián Saucedo) Además, de acuerdo a la información topográfica de que disponemos, es poco probable encontrar numerosos lugares planos y suficientemente abiertos para que los helicópteros aterricen. Nosotros esperábamos acceder a los recónditos lugares que constituyen el último refugio de animales tímidos y en serio peligro de extinción, como el huemul, una especie de ciervo que las represas llevarían a niveles cercanos a la extinción. Por eso necesitábamos la participación de René Millacura, un guardaparques de la Reserva Valle Chacabuco, con gran experiencia en lo que los excursionistas llaman "la naturaleza escondida".

De igual forma, necesitábamos beber mucha agua del río Pascua, ya que caminar sin descanso por un terreno accidentado con una mochila cargada a la espalda causa mucha sed. Durante tres días caminamos más de 10 horas, subimos y bajamos por laderas de montañas, alrededor y por sobre barrancos, a través de densos arbustos, musgos, lodo y un tipo de terreno pantanoso muy extraño llamado mallín y, finalmente, hasta las cimas de tres montañas sin nombre conocido, cada una de ellas de más de 1.000 metros de alto.

El Pascua se aseguró de que no nos faltara el agua de beber más pura del planeta. La primera noche, después de que la balsa motorizada se marchó, mi tarea fue ayudar a traer agua para la noche y el día siguiente. Beber el primer sorbo del agua del Pascua rompió un tabú que muchos habitantes del mundo tienen en contra de beber agua sin hervir de los ríos. Romper ese tabú fue liberador y delicioso.

Tuvimos que cruzar dos ríos, pero ninguno de ellos fue el Pascua, un río imposible de cruzar para nosotros. Nuestra ruta nos llevó a la confluencia de los ríos Quiroz y San Pablo con el río Pascua. Para llegar al río Quiroz, cruzamos el río San Pablo sin problemas y caminamos hacia un cable instalado años atrás por una de las compañías predecesoras a HidroAysén. Nuestro plan era cruzar el río Quiroz en el cable. Nuestro problema fue que el carro para cruzar por el cable estaba en la otra orilla del río.

Resolver este problema colocó a nuestra expedición en un estado de profunda ansiedad. Detuvimos la caminata durante un día para, en parte, ponernos de acuerdo en la solución. Mientras lo hacíamos, decidimos explorar un poco. Encontramos dos esqueletos de huemul, probablemente los restos de caza del puma, el león montañés chileno, y vimos ejemplares del canquén (Chloephaga poliocephala) y del pato cortacorrientes (Merganetta armata). Cerca de dos hitos limítrofes, encontramos también cables eléctricos y un hoyo grande de forma cuadrada que había sido recientemente cavado. Estas fueron algunas de las pocas señales de actividad humana previa que vimos durante nuestra expedición. A una corta distancia del hoyo de forma cuadrada, notamos también unas marcas recientes del tren de aterrizaje de un helicóptero que estaban rodeadas por marcas de zapatos.

Pero volvamos al problema del cable y su carro, que en realidad era sólo una canasta abierta de metal que no podía trasladar a más de una persona a la vez. Mientras nos acercábamos al cable, sin avisar al grupo sobre lo que planeaba hacer, René, nuestro guía local de la Reserva Valle Chacabuco, comenzó a deslizarse por el cable, de cabeza y con las manos desnudas. Durante los primeros minutos, pensamos que René regresaría luego de darse cuenta de lo difícil que sería cruzar. Pero mientras el río Quiroz rugía bajo él, René simplemente siguió avanzando. En un momento, el cable se combó y el río literalmente comenzó a golpearle la espalda. Supe que sus manos sangraban a mitad del trayecto de tanto agarrar el filoso cable de acero trenzado. Ví que lavaba sus manos repetidamente en el agua, pero no se detuvo. Antes de que Gary y yo tuviéramos un plan adecuado para rescatar a René si caía al río, él llegó al otro lado y comenzó a regresar en el carro. Más tarde, celebramos su heroísmo y curamos sus manos heridas.El guía local Rene Millacura cruzando el Río Quiroz (Gary Hughes)