Yacyretá

La represa de Yacyretá en el Río Paraná ha estado construyéndose desde el año 1979 por los gobiernos de Argentina y Paraguay.

Está incierto el destino de 80 mil personas que podrían verse afectadas si se incrementan las aguas del Yacyretá hasta su nivel de diseño. Las investigaciones por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han demostrado que las autoridades de la empresa binacional EBY no tienen la capacidad de enfrentar el devastador desplazamiento social que causaría la ampliación del embalse.

Yacyretá es un caso de antología en materia de la corrupción, ineficiencia, mala planificación y falta de respeto para los derechos humanos y el medio ambiente. Durante su campaña presidencial en la Argentina, Carlos Menem se refirió a Yacyretá como un "monumento a la corrupción". El proyecto involucra a dos gobiernos y el BM y el BID que prestaron casi US$ 2 mil millones para construir el proyecto. Con un presupuesto original de US$ 2.500 millones, el costo total del proyecto ahora supera los US$ 15 mil millones.

En el 1994, con sus obras de ingeniería casi completas, se cerraron las compuertas de Yacyretá, lo que anegó islas dentro del río que albergaban especies endémicas, diezmó las poblaciones de peces, y causó la expulsión de 15 mil personas de sus hogares. Desde entonces, la central ha operado con un máximo del 60% de su capacidad. Por la falta de estudios sobre los impactos del proyecto, recién asoma la posibilidad de que el agua del embalse esté filtrando hacia los humedales de Iberá en la Argentina, destruyendo la rica biodiversidad de la región.

La International Rivers viene apoyando a activistas y poblaciones afectados por la represa en Paraguay y Argentina, en sus esfuerzos por impedir impactos adicionales de Yacyretá, y responsabilizar a las instituciones financieras internacionales de resolver los continuos problemas causados por la represa.